13 ago 2016
288 – Venganza (parte
7)
Ojo
por ojo, diente por diente. El liso pelo negro de Liu Yue voló en el aire
cuando se arrancó el emblema del Reino Jin Hou fuera de sí misma.
Toda
la sala se llenó con el sonido de la música de su cítara.
Un
aura asesina siguió a la música.
Liu
Yue había comenzado su matanza.
De
pie junto a la puerta, Fei Cheng Lie fue aun agarrando su garganta, su rostro
se había vuelto rojo y sus ojos llenos de desesperación.
Él
llegó tarde. Al final, no pudo hacer nada.
Su
Emperador, el Emperador de Hou Jin estaba muerto delante de él.
Tropezó,
no pudo mantenerse más y se arrodilló en el suelo.
Fue
su culpa. Era el maestro de West Cliff. Se supone que debe ser la cabeza de la
red de inteligencia. Sin embargo, todavía no podía averiguar la identidad de
Liu Yue.
Fue
su culpa. Con el fin de proteger a su hijo, estaba distraído por Xuan Yuan Che.
No podía concentrarse en otros asuntos en absoluto.
No había
podido hacer su trabajo. Fue él. Era todo por él. Él sabía que iban a vengarse
algún día... No debería haber hecho nada a ellos hace tres años. Él no debería…
Las
memorias del evento de hace tres años se reproducían en su mente en ese
instante. Frente a él estaba el demonio de hace tres años. Ellos eran la misma
persona... La matanza sin piedad. Ella estaba emitiendo un aura asesina fría.
En
sólo un poco, se quedó sin aire. El cuerpo de Fei Cheng Lie se estremeció
cuando su rostro se puso verde.
[Padre… Padre. ¿Qué te ha pasado?
Padre.]
Fei
Yan, que estaba tras él se sorprendió y se puso a gritar.
Era
incapaz de respirar en absoluto...
Él
abrió la boca pero no pudo hacer nada. Era como un pez fuera del agua. En su
opinión, el Dios de la Muerte se acercaba rápidamente.
[Huye…] Eso era lo que quería decir a su hijo, pero no
pudo. En su lugar, utilizó el resto de su fuerza para escribirlo para Fei Yan.
Tenía
miedo de ellos hace tres años. Hoy día, finalmente fue hecho. Sin embargo,
tenía que mantener a su hijo seguro.
[Padre. No voy a dejarte... Beh.] Sin terminar la frase, una daga golpeó a Fei Yan
en la parte posterior. Una cara fría miraba sobre él desde atrás.