14 feb 2016

DoP Capítulo 135


135 – Entre llamas (parte 1)


El olor de la carne quemada reinó en el aire. Liu Yue no podía determinar si el olor provenía de su cuerpo quemado o de las pilas de cadáveres en llamas.

[Boom...] Una explosión resonó por encima de ella. Un relámpago voló por todas partes como serpientes de plata infinitas bailando en el cielo, dejando al descubierto sus colmillos, feroz allá de las palabras.

La lluvia caía desde el cielo oscuro.

Las centelleantes estrellas brillantes ya se habían ido.

Lo único que quedaba en esta tierra era oscuridad y la hechizante luz del fuego.

[Xuan Yuan Che, ¿dónde estás? ¡Contéstame! Contéstame...] Frenéticamente gritando su nombre, Liu Yue continuamente miraba a través de los cuerpos tendidos en el suelo.

Ella no se preocupaba por ella misma. Su única preocupación era una persona, Xuan Yuan Che, ¡Xuan Yuan Che!

[Yue...] Un pequeño susurro flotaba desde una esquina del pabellón. Era suave, como una brisa suave, que uno apenas podía sentir.

Pero Liu Yue lo oyó... Ella lo oyó.

Se dio la vuelta, su rostro se iluminó de felicidad insoportable mientras corría hacia esa voz suave.

[¡Xuan Yuan Che! ¡Xuan Yuan Che!] Ella saltó por encima de lenguas de fuego y de inmediato vio una figura rodeada por las llamas.

Con su pierna atrapada bajo un enorme pilar de piedra, Xuan Yuan Che no podía moverse. Sólo podía estar allí, con un rostro pálido y la sangre corriendo por desde la esquina de sus labios. A través de las llamas feroces, él la miró, directamente hacia ella.

La preocupación en sus ojos desapareció cuando la vio. Esa preocupación se convirtió en felicidad y todo el odio y la ira en sus ojos desapareció como el humo cuando la vio.

Los labios de Xuan Yuan Che se curvaron en una sonrisa suave.

¿Por qué estaba sonriendo en un momento como este? ¿Fue porque ella estaba a salvo? ¿Fue porque se sentía aliviado?

Liu Yue se quedó sin habla.

Frente a él, alguien de su tamaño yacía muerto y cubierto de llamas.

Las llamas rodeaban a Xuan Yuan Che también; su camisa ya había sido quemada.

Por encima de él, el techo crujía y de repente, un tablón en llamas cayó hacia Xuan Yuan Che.


Sin pensarlo, Liu Yue corrió hacia adelante. Con todas sus fuerzas, ella cogió el tablón de fuego y lo arrojó a un lado.

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